NOTAS A TENER EN CUENTA PARA REALIZAR UNA BUENA PODA
Juan Santana (Presidente de La Asociación de Amigos del Vino y el Queso de Lanzarote)
Despampanar es eliminar lo que sobra y se hace en pequeño para que la planta no llore.
Cuanto más dure la hoja en la parra más la beneficia.
El podador debe ser el mismo que despampane y es muy importante saber despampanar.
Antes de iniciar la poda hay que valorar: la cosecha anterior, el estado de la parra, la lluvia caída, el sistema de plantación existente, el terreno que poda y las variedades.
La obtención de grandes cantidades está reñida con la calidad del vino y el mantenimiento el mantenimiento de un equilibrio en la cepa (no debilitamiento).
La poda y la forma de producción deben estar en armonía con la variedad, las posibilidades del medio (terreno), fortaleza de la planta, edad de la parra y destino de la producción.
La poda se hace pensando en tener la parra baja y corta, he aquí la importancia del despampanado en la dotación de partes nuevas permanentes a la parra y el que se elimine el exceso de nudos que impide una fácil circulación de la savia.
La madera seca es cobijo de enfermedades.
El ojo final ha de orientarse hacia el lugar que queremos que crezca el brazo.
Siempre cortar a partir del tercer ojo, sino no queremos vendimiar antes de brotar.
La poda se debe realizar cuando la savia circule, preferentemente en la moscatel y diego, para evitar varas ciegas. Para saber cuándo circula la savia se corta una vara y se ve si gotea. También se sabe por la brotación de la parra.
Podar temprano es tan negativo como hacerlo tarde, pues el lloro intenso debilita la planta.
La poda tardía hace que no todos los ojos revienten al mismo tiempo. El primero luego anula al resto.
La forma de corte ha de ser lo más cerca al nudo, sin dañarlo, para evitar luego madera seca que daña la cepa.
Tampoco se debe dejar más de una vara en el mismo corte del año anterior.
No se deben podar las varas afectadas por virus, lo lógico es que esa parra se arranque para evitar la propagación. Las parras afectadas por virus se deben dejar para el final para evitar los contagios. Al pasar de una parra con virus a otra se debe desinfectar las tijeras, con lejía o alcohol.
El último ojo es el que brota en las varas verticales a diferencia de las horizontales que lo hacen a través de varios ojos.
La vara alargada no conduce a nada, al contrario, son muchos los aspectos negativo que la acompañan: problemas de circulación de la savia, mayor distancia en el transporte de los alimentos, menos defensa ante el calor, más incomodidad en las labores relacionados con la viña, más trabajo, etc.
Si queremos rejuvenecer una viña no debemos cortar la totalidad de la cepa sino acortarla poco a poco obligando a la savia a que brote en la cepa.
La poda alargada y en exceso se da cuando la parra está “VICIOSA” y produce poco.
La mejor vara no es gruesa, tiene entrenudos cortos y el ojo redondo y grande.
ANTE EL CAMBIO CLIMÁTICO DEBEMOS PODAR CORTO para que la parra y la uva estén más protegidas del excesivo sol
OTRAS NOTAS
La poda ha de evitar que sea una puerta de entrada a enfermedades de la madera, además de dificultar la circulación de la savia.
La viña debe ser podada con precisión y conocimiento, en la que se controla el vigor y la producción desde el primer día. Ha de ser capaz de alcanzar un equilibrio perfecto. La propia planta acaba siendo capaz de administrar de forma milimétrica los recursos hídricos del medio, resiste mejor los ataques de las enfermedades y el rendimiento, aunque es más exiguo, resulta ser más concentrado, con una mayor proporción de hollejo frente a la pulpa. Todos ellos son aspectos fundamentales que se requieren en una viña para sacar de ella un gran vino.
